jueves, 14 de mayo de 2009

II.- INVIERNO







Su piel pálida e inerte reposaba sobre sí, y en un caldo de sábanas vislumbré su cuerpo desnudo y rígido tendido sobre la cama; lo supe de inmediato, me lo dijo su mirada, sus ojos vacíos mirando inexpresivos y su cara demacrada.
      Arrodillado ante ella le abracé, acerqué mi rostro al suyo y besé esos labios purpúreos y fríos por última vez, rompí en llanto sin poder creer que se hubiera ido tan pronto... No podía dejar de pensar en el pensar de aquellos ojos.
     Con cuidado la recosté sobre la cama y me senté sobre ella, así, viéndome.. toqué su piel… pasé suavemente las yemas de mis dedos por su cuerpo como trazando un mapa, recorrí y dibujé líneas entre pecas y lunares, constelaciones de su piel, y ahí... sintiendo el relieve de su ornamenta osea y los poros de su piel, me cuestioné acerca de mí… me cuestioné acerca de ella, me cuestioné acerca de la vida... recorrí nuestra relación una y otra vez, una y otra vez… ese momento fue mágico, una magia y una intimidad que no se habían logrado antes, me recosté y puse el oído donde solía latir su corazón… pasé un tiempo imaginándolo latir, imaginando suspiros de vida, imaginando cómo solía funcionar por dentro cuando estaba viva; así que decidí diseccionarla.




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